Julio Abanto Ll.
Un homenaje a los hermanos
mayores del
Pueblito, en cuyas vidas se sostiene la
tradición
de nuestro pueblo.
En la actualidad San Juan de
Lurigancho se ha constituido en el distrito de mayor población del Perú,
crecimiento logrado tan sólo en cinco décadas de vida política. Este rápido incremento
es consecuencia de un capitulo bastante trágico en la historia contemporánea peruana, ya que la mayoría comparte un suceso
común: las poblaciones migrantes fueron víctimas directas o indirectas de la
guerra interna. En Lima tuvieron la oportunidad de reencontrarse con sus
familias, con sus paisanos o hijos, y gracias al nivel de organización lograron
establecerse en diferentes puntos de la Capital. Canto
Grande, fue el destino para mucho de ellos y con sus esperanzas e ilusiones,
llegó también su cultura y modos de vida. Por ello, el rostro actual del
distrito es ésta bella mezcla del Perú profundo.
Para las actuales generaciones,
la historia distrital quizás se remonte a estos pocos años, para quienes
vivimos desde siempre en éste suelo, nos hemos convertido en los anfitriones de
esta maravillosa masa humana, muchas veces sólo nos queda contemplar con
nostalgia como los años han ido cambiando la apacible vida rural que antes
formó parte de nuestra vida, la modernidad está ocultando y enterrando esa
historia creada por otras gentes y que según los estudiosos se remonta a los
albores de la humanidad. Sin duda los luriganchinos de ahora debemos
encontrar en nuestra historia la inspiración y reconocimiento para dar inicio a
una identidad que permita unir esfuerzos para sacar de la miseria económica,
social y cultural a este gran pueblo que dejaremos como herencia a los que
vienen.
Quienes en ocasiones tienen la
suerte de cruzar por la angosta calle del “pueblito de Lurigancho”, con
añoranza recordamos su empedrado trayecto o el televisor a blanco y negro que
se encontraba sobre una pequeña torre al frente del colegio y que durante las
noches era la distracción de quienes maravillados por la magia de la
electricidad iban conociendo la modernidad de un mundo que parecía
inalcanzable. Hoy al mirar a los costados, es predecible que lo poco de antiguo
que permanece en pie será consumido, en menos de diez años, por el duro
concreto que no perdona el valor del pasado. ¡No debemos permitirlo!
Hoy
deseo escribir sobre una de las costumbres poco conocidas por el resto de la
población y aunque parezca increíble ésta se originó con la fundación española
de la reducción indígena de Lurigancho. Debemos recordar que El Pueblito de
Lurigancho, tuvo su origen en otra conformación más antigua y que los
documentos coloniales se refieren como: “El Pueblo de Todos Los Santos de
Lurigancho”. Entre los años de 1570 a 1575 se fundó el actual pueblo de
Lurigancho, con su doctrina dedicada al culto a San Juan Bautista, es decir
nuestro santo patrono. En la reducción indígena, los españoles concentraron a
los escasos grupos ychsmas y Yauyos que sobrevivían al interior del valle, los ruricanchu,
huachipas y caranpongos. De esta manera las tierras quedaron en el abandono
para luego establecerse sobre ellas las haciendas.
Capilla de San Juan Bautista |
Lurigancho no fue un pueblo grande, registra bajos
índices de población indígena y se debe al padecimiento de innumerables
enfermedades transmitidas y traídas por los europeos. Males como la viruela, o
una simple gripe eliminaban en meses a miles de indígenas. Por ello la costa se
va despoblando poco a poco y su población natural es remplazada por gente
africana, quines desde inicios del siglo XVII trabajan en las florecientes haciendas
del valle. Un detalle del antiguo pueblito es su conformación “urbanística” de
tipo español, ésta se encontraba articulada con el resto del valle por el
camino real, que tiene sus orígenes en épocas prehispánicas; el pueblo cuenta
con una plaza, rancherías, casas de indios, un tambo, quizás un pequeño
cabildo, gendarmería y una capilla, en cuyo claustro existió un cementerio para
los indígenas.
Por
tradición, se dice que en el pueblito de Lurigancho paseaba el virrey Amat con su
amada “Perricholi”, y que el celebre dramaturgo Enrique Solari gustaba de las
fiestas que se hacían en memoria del santo patrón; que destacados criollos,
entre ellos Chabuca Granda venían a la fiesta del pueblito a interpretaba
celebres valses y marineras; y que en el “Haras Lurigancho” se criaban
brillosos corceles de pura sangre, campeones en varios derby. Bolívar lo nombró sede del
distrito de Lurigancho Alto (Chosica) y Bajo (SJL) en 1825. Sabemos que su
capilla se incendio en diversas oportunidades y fue el terremoto de los años
cuarenta la que terminó por destruirla al igual que las fachadas de las
antiguas casas. La actual capilla fue nuevamente levantada en los años 50 y
desde el año de 1967 el pueblito, según
su Ley 16382 de creación política, es capital del distrito y lugar donde
debería estar ubicado nuestro municipio.
Tanta
tradición e historia no puede quedar en el olvido, por ello quienes con amor mantenemos
vivos estos recuerdos, hacemos conocer estos hechos para demostrar a nuestros
hermanos que somos un pueblo pujante y maravilloso. Hoy sobre su fértil suelo
se muestra el progreso y sabemos que desde un lugar tan pequeño llamado “El Pueblito”
se gestó ésta pequeña patria.
Grupos culturales celebrando la fiesta de San Juan |
Por
ello, es necesario invertir en la conservación de nuestro pasado, el afán
comercial viene alterando el entorno, no existe ningún criterio técnico ni
restricción en las actuales estructuras que se levantan a la periferia de centro
histórico. El gobierno local está en la
obligación de efectuar las coordinaciones ante el Ministerio de Cultura para
que se declare como patrimonio cultural al pueblito de Lurigancho, por ser:
identidad, alma, corazón y rostro de nuestro maravilloso distrito. Fundamentos importantes para valorar
lo nuestro.
Gracias
al esfuerzo de vecinos y colectivos culturales logramos un acuerdo de concejo
que reconoce como celebración distrital a San Juan Bautista sólo falta instituirla con presupuesto y programas para estructurar
una mejor celebración y darle la visibilidad y la celebración integre a quienes
vienen a conocer de la usanza histórica y cultural que aquí se expone.
Gracias
a los esfuerzo de su gente, la parroquia, de jóvenes e instituciones se logra sacar
adelante la fiesta y se convierte en un compartir inolvidable, allí está el
calentito que prepara doña Clemencia y la señora Salome, la infaltable voz de
nuestra morena de oro Libia Arias. También no podemos dejar de mencionar el
cariño y atención de don Manuelito y Aurelio Romero, tampoco se siente que la
guitarra y voz de nuestro recordado Fernando Lino se halla apagado, él está
presente. Para matar el hambre en cada esquina dulces y potajes criollos y para
terminar no caerían mal unas cervecitas en las bodegas al ladito del colegio. ¡Salud
por ello!.
Nunca falta el cariño de los vecinos |