Julio Abanto y Carlos Candela F.
A diferencia de lo que se cree, la arqueología suele
intervenir en sitios o hallazgos de antigüedad reciente; casos relevantes los
tenemos en el parque de La Muralla, en la Bodega y Cuadra o la aplicación de la
arqueología forense en los tristes casos de la guerra interna.
Ciudades como las nuestras, donde el rápido
crecimiento urbano sobrepone lo moderno a lo milenario, colonial o republicano,
también vienen a encontrarse con espacios que hasta hace unas décadas eran
rurales. La modernidad y la acelerada tecnología han generado una enorme distancian
entre aquellos objetos elaborados con tecnologías artesanales, convirtiendo
estos elementos en curiosos artefactos que nos vinculan con generaciones pasadas.
A las afueras de la ciudad es normal toparse con rellenos
de basura, todas las ciudades las tienen. Ahora las leyes ambientales
reglamentan el uso y ubicación de los depósitos de excedentes domésticos, salvo
en provincias y pueblitos alejados donde las quebradas, antiguas canteras o los
márgenes de los ríos son utilizados como botaderos de basura.
Aun siendo desperdicios nos dan una idea clara de las
costumbres, tecnologías, alimentación de sus habitantes, etc. En realidad se tratan de depositario de toneladas
de momentos de historias, reflejo de gustos, usos y excesos. Claro, nos es
nuestra idea mirar los montones de basura moderna como si se tratasen de sitios
arqueológicos, ese no es el propósito de este comentario. Sin embargo, sí existen
basurales arqueológicos de impresionante importancia, tal es el caso de los
conchales de Ancón, voluminosa estratigrafía reflejo de la acumulación de
desechos durante varios milenios.
Con esta introducción poco extensa damos cuenta del hallazgo
de fragmentos de vajilla probablemente inglesa y que expone diseños orientales.
El hallazgo se realizó en los cerros del paraje conocido como Punta Lobos, en
el sureño distrito de Pucusana.
HALLAZGO
Entre los desechos visibles en superficie se observa
restos de botellas, restos de telas, papelería casi desecha, restos de huesos y
un grupo de fragmentos de plato porcelana con diseño azul. Son estos detalles los
que nos hicieron reconocer que se trataba de un plato pequeño con acabado fino,
y por la cantidad de fragmentos
supusimos que se trataba de una forma bastante completa. Ya en gabinete y
frente a la selección inicial nos dimos cuenta de que se trata de dos lozas, es
decir, dos platos. El primer plato se encuentra casi completo en un 80% y el
segundo, perfectamente corresponde a la mitad de otro plato. Ambos presentan elementos
decorativos suficientes como para saber de qué diseño se trata correctamente y
el diámetro para cada uno es de 14.4 cm. Carentes de sello de fabricantes, es
difícil recocer su origen.
Una vista la zona de botadero y detalle de la
superficie donde su ubicaron los fragmentos de loza
LOS PLATOS CUENTAN
SU HISTORIA
Es aproximadamente durante el año 1710 que los ingleses
lograr reproducir la belleza y originalidad de la porcelana china. Tiempo
después Thomas Milton logra diseños de estilo chino que se popularizan
rápidamente con el término “willow pattern”. Se produce una de las vajillas de
singular belleza, la cual se masifica e introduce rápidamente en América. Los diseños, en un hermoso azul, reproducen
escenas de paisajes donde el sauce, las embarcaciones y pagodas, son un
acercamiento a la exótica China, claro, desde una mirada europea. La técnica
usada es la de impresión por
transferencia que es semejante a adherir una calcomanía sobre la superficie
de la vajilla antes de ser horneada (Gamboa y Vélez, 2011:51).
El plato hallado en cuestión, presenta los referidos
diseños que han sido usados durante 200 años y específicamente en la actualidad es la vajilla
de bandera de la prestigiosa cadena de restaurantes Sanborn`s. Los hermanos Sanborn, a inicios del siglo XX, inician en la capital
de México su negocio de botica en la antigua casa de los azulejos, el negocio
fue tan exitoso que adicionaron al mismo un restaurante. Gracias a los Sanborn hasta
ahora uno puede deleitarse con la sabrosa gastronomía mejicana servida en
platos con historia. Vale la pena dar una mirada al buscador para darse cuenta
que los diseño blue willow, son tendencia de moda en la actualidad ( http://www.josie.es/blue-willow-3-0/ )
Por los elementos asociados a los fragmentos de platos
es fácil atribuir que fueron dejados en el desierto en la primera mitad del
siglo XX.
Proceso reconstructivo, se observan que los fragmentos
correspondían dos platos de los inicios
del siglo XX. Probablemente de fabricación inglesa
Los diseños conocidos como “el patrón del sauce”
fueron creados por Thomas Milton en 1790, la primera ilustración es de 1917, en
la siguiente imagen un plato original y semejante al hallado. Extraídos de:
https://en.wikipedia.org/wiki/Willow_pattern
UNA HISTORIA
DE AMOR
Los diseños hacen referencia a una historia de amor,
donde se cuenta que la hija de un acaudalado mandarín se enamora de un empleado
de su padre. Al enterarse, el padre construye un alto cerco para que nadie la
visite y mantener aislada a su hija a quien le había reservado casarse con un
señor importante.
Antes de efectuarse la planeada boda, el joven amante
logra rescatar a su amada, son perseguidos por los soldados pero logran refugiarse
en una isla. El ofendido futuro esposo
envía soldados quienes los encuentran y dan muerte al amante. La hermosa hija
del mandarín quema el lugar y muere. Los dioses al contemplar el trágico amor
de la pareja convierten sus almas en dos palomas que vuelan al cielo para no
separase nunca más.
Sin duda, hasta pequeños detalles como sencillos hallazgos
nos pueden contar historias maravillosas.
Referencias de Interés:
·
Cerámicas arqueológicas en la Habana:
http://www.cubaarqueologica.org/document/quevedo4.pdf
·
Historia de la vajilla Sanborn. En:
https://www.youtube.com/watch?v=QmeSTIwYG2c
·
Gamboa C., Luis y
Nadia Vélez S. (2011) Arqueología histórica en el antiguo convento de San
Francisco, Tepeji del Rio de Ocampo, estado de Hidalgo, México. En:
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/arqueoweb/pdf/13/gamboavelez.pdf
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