martes, 28 de junio de 2016

EL RETORNO DE UN SANTO: Historia de la recuperación de una reliquia distrital.

Por: Julio Abanto Llaque.


El año 1996, tuve la suerte de contemplar una imagen hecha en madera, no sólo bastante dañada sino también antigua, quizás la imagen no tendría nada en especial, pero se trataba de una escultura que formó parte de la reliquias coloniales que adornaban la antigua y desaparecida capilla del pueblito de Lurigancho, aquella capilla que colapsará con el terremoto de 1940.

La imagen, la de San Juan Bautista, sufrió varios daños; pérdida de la mano derecha, todo el brazo izquierdo, la base que incluía los pies y parte de la zona superior de la cabeza. En esas condiciones, sencillamente fue desechada, nadie se animó a restaurarla. En 1950 se construyó el actual templo y con la modesta modernidad se decidió retirar todos los cuadros y estatuas que estuvieran dañadas, incluyendo la de nuestro patrono y por allí una de San Francisco de Asís que terminó parado en medio del panteón campesino de El Sauce, incluso creí que eso era leyenda hasta que encontré una foto antigua y era verdad, allí se encontraba el santo patrono de la ecología en medio de una quebrada, entre las lomas y los muertos. Volviendo al tema, santos de yeso y cuadros impresos resultaron la mejor opción para adornar la nueva iglesia.

Imagen desaparecida de San Francisco de Asís (Foto: Archivo MinCul, 1960)

Por cosas del destino y no sabemos cómo la imagen fue custodiada, guardada celosamente  por la familia Swayne-Braunsberger, quienes la volvieron a mostrar en público en una exposición que hiciera el historiador Juan Fernández Valle en la biblioteca municipal Ciro Alegría,  un 24 de junio de 1996, y ahí la vi.

Desde entonces creí que nunca más volvería a contemplar dicha reliquia. Después del fallecimiento del dramaturgo Enrique Solari y el de su esposa la reconocida “vicuñita” Gertrudis, quien era una apasionada estudiosa del arte popular, los herederos frecuentaban ocasionalmente la hermosa casa familiar ubicada en la Av. Lurigancho, era casi imposible ubicarlos y tener referencias del rico bagaje de la familia Solari y sus historias.

Para nuestra suerte y estando en preparativos, en junio del 2005, la fiesta de San Juan, se conformó, en nuestra municipalidad, una comisión de regidores presidida por Mónica Otárola, cuyo fin era institucionalizar y reconocer a San Juan Bautista como patrón distrital, de esta manera impulsar su celebración dentro del calendario festivo local. Paralelo a ello, mi amigo, el regidor Romer Layme, me comento que, a Jacinto Solari le encantaría devolver la imagen en custodia. La emoción fue tanta que a los pocos días un grupo de personas interesadas en confirmar la noticia, decidimos concertar un encuentro con ellos, a esta comisión se sumó vecinos del pueblito de Lurigancho, cuya participación fue de gran apoyo para lograr la tarea de recuperar el santo.

Una mañana, en la casa de la familia Solari, Jacinto extrajo de una bolsa un objeto cuidadosamente envuelto, en mi mente decía: “¡ese es, ese es!”. Poco a poco San Juan Bautista, aquella imagen de mirada tierna y con un brazo levantado nos decía: “vuelvo a mi tierra”, tan pronto fue develada, la señora Clemencia Zárate, dirigente del pueblito, le tomó en sus brazos como al hijo que se quiere, y muy dispuesto Jacinto dijo: “Es con ustedes con quien debe estar”.


Momento en que Jacinto Solari nos muestra la imagen de San Juan Bautista (Foto: Archivo Ruricancho, 2005)


Pocas veces uno puede describir la emoción sentida. Para mis amigos del pueblito una especie de paz y emoción indescriptible. Recuerdo que salí al balcón, espacio que se encontraba rodeado de reliquias y cuadros con afiches publicitarios del estreno de Collacocha, el perfecto panorama para agradecer y casi gritar  de alegría, es como si Egipto recuperará la Piedra Rosseta o el busto en piedra caliza decorada de Nefertiti. Para la historia luriganchina maravillosamente es una página repuesta.

Mas tarde Verónica Mestanza presidente del Consejo Distrital de Participación Juvenil, con quien se venia gestando una amplia jornada Cultural que denomínanos  “Los días de San Juan de Lurigancho: historia y presencia”, nos contacto con el padre Jorge Álvarez, a quien con engaños lo hicimos participe de una ceremonia que se inició el mismo 24 de junio, esa tarde en el patio del municipio y ante cientos de espectadores y la prensa local, Jacinto Solari, entregó oficialmente la imagen del santo, a la capilla que lleva su nombre: Días antes nos reunimos en la casa del antiguo Haras de Lurigancho, para planear la ceremonia y permitir que un grupo de especialistas observaran la estatua, entre ellos el historiador Ricardo Ramírez Castañeda, del IC-Ruricancho, nos confirmó que se trataba de una auténtica imagen colonial del siglo XVII.

En la actualidad nuestro San Juan Bautista se encuentra restaurado gracias a las coordinaciones que hiciera el padre Álvarez, con Alejandro Alayza Mújica, decano de la Facultad de Arte de la Universidad Católica del Perú, quien gracias a su desprendida ayuda contribuyó a que la escultura fuera restaurada por especialistas y alumnos de la prestigiosa escuela. Los vecinos del pueblito y las hermanas de la Capilla, después de un año han vuelto a ver a la imagen que luce como si el tiempo y todas estas hazañas por las que paso no la hubieran tocado. Ellos mismos son los custodios de quizás el único objeto relevante de nuestra historia colonial, con el Santo se cerró parte de una inquietud, pero al enterarnos que la casa de Enrique Solarí Swayne, cuyos restos descansaban en un rincón del gran jardín, será vendida, se despertó en nosotros la intensión de pedirle a nuestro gobierno local que se preocupase en su conservación, para ello se instauró una comisión con el fin de determinar su posible compra y destinarla como museo o casa de cultura, sin embargo después de un año, no tuvimos ninguna noticia al respecto, la acción se volvió a repetir en los años siguientes sin ningún logro, finalmente el terreno fue vendido, la casa y todo ambiente que existía arrasado para construir un campo deportivo de grass sintético.


Estado de la imagen, el antes y el después de su restauración (Foto: Julio Abanto, 2006)

Desde este modesto espacio hacemos esfuerzo para que el lector, no sólo  conozca y valore aspectos de su historia y tradición distrital, sino que ustedes también se sientan invitados a esta noble tarea de engrandecer nuestra localidad, por ello anímese y dese una vuelta por la placita de San Juan, la noche del 24 de junio día de fiesta.

Para terminar deseo adjuntar la valiosa carta de Don Alejandro Alayza, responsable de la restauración de la imagen, con esto espero celebra muy bien los 10 años de esta importante reposición histórica:

26 de junio de 2006

Estimado Sr. Abanto:

La imagen es muy antigua, siglo diecisiete o dieciocho, está hecha en madera cedro que era la costumbre de la época. Estuvo originalmente dorada con pan de oro original del cual queda solo la parte de la espalda pues lo demás fue muchas veces cambiado. Es una obra de estilo barroco tallada sobre una aglomeración de madera. La estatua del San Juan  cuando me fue entregada no tenía el brazo que alza sobre la cabeza, ya había sido anteriormente restaurado y cambiado del original. El muñón que quedaba mediría a lo sumo un centímetro y medio, se encargó a un artista escultor de rehacerlo en su integridad. A tal propósito y por falta de modelo seguro se empleó la imagen que existe de San Juan Bautista pintada por Leonardo da Vinci: el brazo levantado apuntando al cielo, anunciando al verdadero Mesías que vendría después de él,  tal como lo consigna el evangelio. Igualmente a la talla le faltaba sustentación: se había perdido el soporte y no se podía tener de pie. Así mismo, en esa misma masa de pérdida faltaban los pies de la figura. Todo eso se le completo luego fue necesario cubrir, a toda esas partes nuevas con una   base de tiza al agua de cola de conejo. Luego se procedió a reintegrarle el color en las partes que se le había completado. Lo demás estaba lleno de repintes nuevos unos y antiguos otros, se procedió por la técnica del bisturí y el rascado a retirar todo lo que era sobrante y ahí fue cuando apareció la capa de oro antiguo con que estaba recubierto, se añadió color (repinto), las partes faltantes con material que pudiera ser removido en caso de que en el tiempo sufriera cambios. El material que se aplicó fue acuarela. Luego se barnizó con dammar.

Espero que esta información sea de su interés.

Atentamente,

Alejandro Alayza.