martes, 30 de abril de 2019

LA DEFORMACIÓN CRANEAL EN LAS ANTIGUAS CULTURAS QUE HABITARON SAN JUAN DE LURIGANCHO


Lic. Julio Abanto Ll.

A propósito del hallazgo fortuito de figurinas  de arcilla y entierros procedentes de cerros ocupados por asentamientos humanos, es perceptible como la práctica de deformación craneal era usual en los pobladores del antiguo San Juan de Lurigancho. En esta nota trataremos dar explicación a estas costumbres de alteración corporal y lo común que han sido a través del tiempo y en diversos espacios.

Para contextualizar lo afirmado debemos darle una mirada a la conocida figurina Ichma Tardío (1500 d.C) hallada en El Sauce y que se exhibe en la sala museo Ruricancho del parque zonal Huiracocha; y la segunda referencia, es la de un  cráneo infantil procedente del sitio Cerro Observatorio, situado a la altura de la zona de Las Flores, al costado de la antigua carreta a Canto Grande y que probablemente corresponda a inicios del Intermedio Temprano (100 d.C).

Cráneo hallado en el sitio El Triunfo que muestra un trabajo de alteración craneal (Foto J. Abanto, 2019) 

Sobre la evidencia más antigua podríamos comentar que el referido cráneo fue recuperado por unos vecinos en el sitio denominado El Triunfo, descubierto a fines de la década del 1990, corresponde al entierro de un infante del cual solo conservaron el cráneo por mostrar “rasgos extraños”. En realidad el cráneo muestra una marcada deformación bilobal y los dientes primarios en proceso de brote, por lo que se supone que el individuo debería tener entre 4 a 6 años., los únicos objetos asociados al cuerpo son un piruro de piedra (instrumento para el hilado de fibras) y un dije de concha de caracol marino (Oliva incrassata).

Aparentemente la práctica de alterar el cráneo parece extenderse y ser más común en los periodos tardíos según la evidencia de figurinas que muestran un frontal aplanado de tipo cuneiforme como se aprecia el referido hallazgo del  sitio El Sauce.

Figurina hallada en el sitio El Sauce, expone una deformación del frontal plano. (Foto: J. Abanto, 2010)

Fragmento de figurina con deformación y maquillaje facial en negro, sitio El Sauce (Foto: J. Abanto, 2019) 

Aunque parezca una tortura debemos considerar que desde los inicios de la humanidad, el cuerpo humano, ha sido el lienzo para transformar su estética o incrementar su belleza ya sea con la aplicación de pintura corporal o facial, así como el tatuarse la piel, son cambios que siempre han tratado de resaltar algún sentido en las sociedades antiguas, el maquillaje para imitar o adquirir el espíritu de animales, también para camuflarse con el entorno fue el principal fin en los grupos de cazadores recolectores.

El maquillaje está lleno de simbolismo y expresa la identificación con el grupo, trata de imponer miedo en momentos de guerra o también comunica si uno una persona está en edad para iniciar una relación con alguien. De igual modo el tatuaje, en el caso de sociedades de la Oceanía, es la carga histórica de su linaje. Pero si de transformaciones extremas se trata, el aplicarse cortes, mutilaciones dentales y quemaduras en la piel, son una brutal muestra del proceso que significa cruzar de la adolescencia a la adultez en comunidades africanas.

Ilustración de aparatos para deformación craneal usado por algunas sociedades nativas americanas (Extraído de Enciclopedía Labor: La Vida, Tomo 3, 1957:854)

Realizar modificaciones en le cuerpo, sin duda llega al límite con el alargamiento del cuello mediante la aplicación progresiva de gargantillas, es el caso de algunas tribus tailandesas. Comprimir el crecimiento del pie en el antiguo Japón debió ser una tortura para muchas damas, aún en día existen quienes desean resaltar curvas apretando su cuerpo con el famosos corset. En el rango más alto de modificar el cuerpo se encuentra la deformación craneal.

A diferencia de lo que se cree, la deformación del cráneo no es exclusivo de culturas sudamericanas, las encontramos en casi todos los continentes, ya Heródoto hacia referencia a ello, y muchas figuras de arcilla antiguas, procedentes del viejo mundo, muestran cuerpos con cráneos deformado, los mismos faraones egipcios lucen cabezas manipuladas y ni hablar de los reyes mayas. Es esta percepción de culturas tan antiguas en lugares del planeta que muestran un alto desarrollo, lo que llevó a pensar que estas diferencias corporales eran una prueba de la presencia de seres celestiales en tiempos remotos. Nada más errado pues en Francia, hasta inicios del siglo XX, existían personas en la región de Toulouse que lucían elongación craneal.
 
Una madre Shipiba cargando a su hijo el cual luce un aparato de deformación craneal (extraido de: https://www.pinterest.com/pin/462393086725668161/)


Hoy en día, algunas comunidades de las selvas africanas y amazónicas aún practican la deformación craneal y los primeros exploradores de estos recónditos lugares del planeta fueron testigos de cómo estas prácticas se realizaban desde la temprana edad.

La deformación se lograba mediante prolongadas presiones mecánicas, ya sea con vendajes o aparatos de madera sobre la cabeza de niños desde su muy corta edad, en la mayoría de casos cumplidos el primer mes, con ello se consiguen muy variadas deformaciones, debido a la plasticidad del cráneo cuando todavía están abiertas las fontanelas y la osificación de las piezas óseas están en progreso.

En nuestro país, la cultura Paracas destaca por ser la principal sociedad que muestra cráneos extremadamente alargados el apelativo de cabeza larga, para uno de los yacimientos arqueológicos que descubriera Julio C Tello, en 1925, proviene de un apelativo popular:

“…En efecto, durante el primer y segundo reconocimientos arqueológicos, logramos reunir los cráneos humanos que yacían en los desmontes de las tumbas profanadas. El numero de ejemplares recolectados guarda relación con el área explotada. De este modo pudimos observar la abundancia de cráneos humanos en la  I y II terrazas de Cerro Colorado y en las necrópolis de Arena Blanca y Cabeza Larga.

Los cráneos de la I terraza eran, en su mayoría, de forma achatada y bilobal, los de la II terraza eran de tipo cuneiforme, es decir, con el occipital plano y el frontal alargado oblicuamente; y los de Arena Blanca eran, totalmente, de tipo oblongo y cilíndrico con una hendidura pronunciada en el frontal, cuya forma originó, en la mente popular de los huaqueros y pescadores de Pisco, el mote de  “cabeza larga”…” (Julio C. Tello y Mejia Xesspe, 1925)

Por las descripciones Julio C. Tello, quien además descubre cráneos con almohadillas y amarres para realizar dichas transformaciones, describe tres tipos muy diferenciados:

  1. Bilobal, aquella donde el cráneo adquiera la forma de una “pera”.
  2. Cuneiforme, donde se trata que el cráneo adquiera un aspecto plano y alargado
  3. Tubular cilíndrico, adquiere el aspecto de un  cabeza larga.

¿Pero que sentido tenia aplicar dicha tortura al cuerpo?, sin duda, sobre la base de las investigaciones y diferencias en la suntuosidad de los fardos funerarios se concluye que las deformaciones responden a una diferenciación de estirpe y estatus social. Este concepto de diferenciación se dio hasta la misma época Inca y se encuentra plasmado en figuras de arcilla de la cultura Nasca, Chancay, Chimú, etc. Sin contar los continuos hallazgos de entierros con estas características. Un caso bastante reciente, es la momia de Quispicanchi, dado a conocer por el antropólogo Renato Dávila. La prensa que cubrió la noticia sensacionalizó el tema dando un posible origen extraterrestre al cuerpo de un infante de apenas 50 cm.

Mujer africana con marcada deformación de cabeza alargada (Extraido de: https://www.alamy.es/clase-superior-mangbetu-mujer-con-craneo-alargado-viste-un-mono-de-hueso-a-traves-de-su-oreja-image6017841.html)


Como podemos ver, la deformación craneal encaja como una de las tantas costumbres de nuestros pueblos originarios y la práctica se va perdiendo con el progreso y creemos que dentro de unos pocos años será un recuerdo más dentro de nuestra historia humana.

Finalmente debemos recordar que somos una sociedad que valora la apariencia y que en algunos casos, los seres humanos son capaces de gastar fortunas para lucir diferentes, ahora no usamos el apretón de fuertes vendajes o mecanismos de madera, ahora a eso se llama cirugía.