domingo, 20 de marzo de 2016

LUIS ALBERTO BOCANEGRA GÁLVEZ, EL PINTOR ENMARAÑADO

Julio Abanto
(Marzo 2016)

Luis Alberto Bocanegra Calvez (Foto Julio Abanto, 2016)


Pablo Picasso dijo: “Un pintor es un hombre que pinta lo que vende. Un artista, en cambio, es un hombre que vende lo que pinta”. Esa frase cuadra bien con el trabajo que realiza un entrañable amigo del arte, quien vive en San Juan de Lurigancho desde hace muchos años y que para lograr ser un profesional de la pintura tuvo que esforzarse muchísimo y cuya historia paso a contarles.

Hace varios años, cuando la avenida Los Jardines no era ese cordón comercial y bullicioso que hoy es, encontré a unas cuadras de La Hacienda un ambiente abierto donde había, entre antigüedades y algunos óleos, un señor delgado, alto y con una singular barbita que disfrutaba haciendo dibujos a los escolares y niños del barrio. De hecho me fascinaron las pequeñas antigüedades y los cuadros que habían en el lugar que me quedé admirándolos y con el tiempo descubrí que aquel señor serio era un artista plástico, un gran artista y, por supuesto, nació una amistad que ha perdurado durante todos estos años.

Luis Alberto Bocanegra Gálvez, cuyo seudónimo artístico es LABOGAL -algo parecido a nuestro recordado maestro cajabambino- es natural de Cajamarca, de Chota, nació en el fértil valle de Tacabamba entre los abrigados cerros y la hermosa catarata de Condac. No por algo también le ha compuesto un himno a su adorable terruño.

Luis Alberto y su hermano Augusto, en instrucción premilitar, 1957

Sus estudios primarios los realizó en su pueblo natal. Para continuar los secundarios tuvo que irse a Chota y desde entonces estuvo muy ligado al deporte integrando el equipo de básquetbol y fútbol de su escuela. Después de concluir sus estudios secundarios en el C.N San Juan de Chota, enrumbó a Lima para dedicarse al estudiar y cimentar su profesión que lo apasionaba: el arte.

De cuclillas y agarrando el balón, nuestro amigo se luce como un deportista en la selección de  basquetbol de su colegio en Chota

En Lima estudió en la Escuela Normal para ser docente y con el tiempo es nombrado Director de un colegio en Independencia. Sin embargo, a pesar de que había logrado ser un profesional, sus ganas de estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes lo obligaron a seguir ese rumbo y, gracias al apoyo de varios amigos, fue destacado como director en una escuela nocturna, lo que le permitió disponer de tiempo para iniciar sus estudios soñados.
Apreciar sus pinturas es para muchos no entender esa recarga de óleo, ese tejido enmarañado que integra todo el cuadro. Pero es su propio estilo y como artista libre ha sido capaz de expresar ese sentimiento humanista en cada retrato donde con hábil paciencia inyecta esa furia de colores como una abierta critica al mundo que lo rodea. Y es que es arriesgado escapar del estándar académico para generar una expresión propia, llena de sentimiento e identidad.

Como alumno en la Escuela Nacional de Bellas Artes

Y claro, alguna vez tuve que preguntarle por ese estilo que él mismo califica como “enmarañado” y me respondió así: “En 1974 egresé de la Escuela Nacional de Bellas Artes y desde entonces he ido evolucionando como artista, madurando mi estilo. Recuerdo cuando mi gran amigo Víctor Humareda me visitó y vio uno de mis cuadros que venía haciendo dedicado a mi tierra Chota; él se quedó mirando mi trabajo y al ver mi manera libre de pintar me sugirió que busque la unidad entre el fondo y lo que venía pensando, lo cual era osado, pero que después de varios intentos logré plasmar. No soy un artista que sigue la línea, pues de ser así dejaría de serlo. Mis cuadros son un mensaje a la identidad de nuestro país, expresan un amor al terruño. Mi pintura es emocional, yo no me quedo callado ante la injusticia, esa recarga de óleo es ese vómito de sentimiento”.

Boceto para su retrato que le hiciera su amigo y maestro Víctor Humareda

Y es que ese carácter de artista comprometido y preocupado por descentralizar el arte a los conos de la ciudad hizo que se anime a ofrecer un pequeño ambiente de su casa para instalar una galería de arte, la cual tuvo que cerrar por notificación municipal. Pese a ello, nuestro amigo sigue pintando en su pequeño estudio que está rodeado de chifas, chicharronerías y el bullicio sabatino.

Retrato de su madre y donde va perfilando su estilo

Recuerdo con mucho agrado cuando el año 2001 el Instituto Ruricancho realizó su décima exposición personal en la gran sala de la Casa de Cultura de la municipalidad de Lince, en el que se expusieron cerca de 60 cuadros y que contó con la presencia del alcalde de ese entonces, el señor Waldo Ríos. Fue una noche maravillosa y donde nuestro amigo fue tratado con mucho afecto. 

La tauromaquia es un tema recurrente es su trabajo

Han pasado quince años de esa experiencia y nuestro pintor ya va por casi una veintena de exposiciones personales y más de trescientas colectivas. Su sueño es exponer en su distrito y que sus vecinos aprecien su trabajo acumulado durante todos estos años. ¡Ojala que así sea! Nuestro amigo pintor, con esa alegría que lo caracteriza, sigue enmarañado sus sueños por ver un distrito donde la paz y el desarrollo sean los colores que reinen en la sonrisa de los niños, de esos niños que él enseñaba a pintar y apreciar el arte.

Como artista expresa su incomodidad por la situación del país.



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