sábado, 7 de marzo de 2020

Doña Libia, el centenario de una oriunda luriganchina

Lic. Julio Abanto Ll.

Un radiante Libia Trinidad a sus veinte años (Archivo Ruricancho: 2018)


Doña Libia Arias, nació en el suelo de nuestro distrito en 1919, exactamente en un rinconcito de los linderos de la ex hacienda Zárate. Fue la menor de doce hermanos, sus padres llegaron a Lurigancho desde la hacienda Ate, sus abuelos maternos eran de Cañete y los de su padre, chinchanos.

Se imaginan que alguien les cuente como era nuestro distrito en el pasado, hace cien años atrás, sencillamente  ese sueño sería como  tener la máquina del tiempo en tus manos. Por haber nacido en éste suelo tengo el privilegio de ser amigo de muchos vecinos del pueblito de Lurigancho. De todos esos honorables vecinos mi admiración es para doña Libia y no por su longevidad sino por su contagiante chispa y su maravillosa voz que con delirio puede cantar “el payande”, valses y boleros de antaño, más fascinante es esa capacidad de recordar todo y he quedado encantado con sus relatos, soñaba con ese Lurigancho rural, casi imposible de creer cuando vez el asfixiante mundo que nos rodea.

En compañía de sus entrañables amigas y vecinas del Pueblito, parque Yungay (Cortesía de la Familia Taranco)

Quizás he perdido la cuenta de cuantas veces escuche sus historias, sé que cantó con Chabuca Granda cuando se hacían las fiestas de primavera y las del patrono San Juan, don Enrique Solari solía traer a nuestra destacada cantautora a su casa de campo y compartían con ellos la celebración pueblerina.

Sus recuerdos sobre su viejo San Juan son realmente impresionantes y eso es lo que hace tan especial a nuestro pueblito de Lurigancho por ser un espacio de memoria viva. Ella me decía: “Yo nací el día de la santísima Trinidad por eso me llamo Trinidad Libia, mi madre daba pensión a los trabajadores de la hacienda y yo tenía que ayudarla, aunque siempre me daba mis escapaditas para jugar por el campo, por las tardes casi al anochecer me escondía entre los matorrales de los caminos y hacia creer a los caminantes que había espantos en el valle”. Cuando comienza a contar sus anecdotas su mirada se pierde y suelta sonrisas como recordando lo inmensamente feliz que ha sido su vida y después de una pausa sigue diciendo:  “Me gustaban los recorridos por Campoy, cuando traía las acémilas que descansaba en los potreros de esa zona, eso animalitos conocían todo el camino yo los montaba y miraba para ambos lados, todo era chacra y enormes árboles que cubrían todo el trayecto, cuando los hacendados soltaban el agua para el riego al día siguiente recogíamos los camarones entre los surcos.

Ella me contó que al costado de la escuelita quedaba la casa del señor Valdivia donde había un huerto en el que existían como catorce panales de abejas, pues el negocio de don Valdivia era vender miel, le pregunté: ¿y qué travesura hizo usted?, y respondía: “Como no había baño a veces nos íbamos a esos huertos por estar cerca da la escuelita y era una tentación ver la cera llenecita de miel, así que mi intención era agarrar un pedacito. ¡Para que lo hice!, las abejas me comenzaron a picar y a toda carrera entré con abejas y todo a la escuela, ¿se imagina lo que paso?, me dijo, “Todos los niños y la maestra terminaron con los ojos hinchados de tanta picadura”.

Doña Libia cumplió en junio del 2019, 100 años y su sola existencia representa una apreciable fuente de conocimientos históricos sobre nuestro distrito; en resumen, es como decirles que, de todo ese millón de habitantes, la única oriunda de este gran territorio  es ella.

Artistas locales pintando a nuestra ilustre vecina en uno de los pilares del Metro Linea 1, Estación Los Jardines
(Cortesía Red Cultural de SJL, 2017)

A pesar de lo argumentado la celebración de su centenario paso casi desapercibido y es que muy pocos la conoces, y quienes lo han logrado con orgullo han plasmado su rostro en los pilares del Metro, su imagen aparece en varios reportajes y notas escritas sobre aquel San Juan de Lurigancho que parece perderse con los años, su onomásticos no tuvo medallas, condecoraciones o cualquier otro homenaje especial.

Julio Abanto al lado de doña libia, una memorable noche del 2014 (Archivo Ruricancho)

Es triste reconocerlo pero los años nos arrebatan protagonistas valioso de nuestra raíces, la herencia pierde valiosas páginas con la partida de cada uno de ellos y es que poco a poco se nos van como también la ha hecho Don Valdivia, Don Lino, Don Alejandro Benavides, Don Manuelito Sanchez, recientemente Don Romerito y también Don Máximo Gestro que superó los 105 años y nos preguntamos cuándo realmente haremos un justo homenaje a los impulsores de esta hermosa tierra. Esa enorme deuda aún nos queda y por ello comparto con ustedes el anhelo de no olvidarnos de nuestros ilustres vecinos, de no esperar que el fin de ciclo de la vida no los arrebate, doña Libia merece todo nuestro reconocimiento y admiración. 

1 comentario:

  1. ¡Felicitaciones estimado Julio Abanto! Impecable trabajo profesional además de brindar importante información de nuestro querido distrito de San Juan de Lurigancho. ¡¡¡Bravo!!!

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